Sentí la briza del invierno penetrar en mi pecho helado,
De la mano de una sensación de vacío, o descompresión.
Me lo había preguntado esa mañana,
Recostado en una banca llena de nieve,
Si toda la aventura había tenido algún sentido.
Lorenzo, me dije,
A veces no eres un poeta,
Y eso está bien.
Porque hablar rápido no es siempre extroversión,
A veces no es más que nervios y el vacío…
Cuándo el miedo a ser rechazado es tan grande,
Tratamos de buscar a alguien más miserable que nosotros
mismos.
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