Un olvido no es casual.

martes, 8 de febrero de 2011

Personalízame (3)

3.

¡Rayos! No, no, no. Solo quería que dijeras que estaba bien, que ya no importa. Que era cosa del pasado. Yo no pensé que… esto te afectaría tanto. Perdóname.


-Está bien. Ya no importa.-

Ya no importa… ya no importa… Ya no importa…

No, todo está mal. Acaso tú… Acaso yo…

-Ya no importa.-

Y con esa sentencia de muerte se van todos mis recuerdos. Incluso aquellos que han estado en una constante pugna por salir.

Soy lo inverso por las mañanas

Soy la espina que se te clava en la suela del zapato y no llega a penetrar.

La verdad inadvertida, una posibilidad.



Lo tengo todo y no tengo nada.

Mi vida es una fogata que hace mucho se apagó



Estoy muerto y también vivo,

Y nada tiene sentido ahora.







Soy el junco opacado por las rosas en un ramo.

Un alma que cada madrugada escribe tonterías pensado en tu amor.



Soy quién te ama desde la cama en un cuarto donde no entra sol.

El hombre de tus sueños que ignorado parece uno más.



Eso, quién te ama, y quién sin embargo no se siente amado.

domingo, 6 de febrero de 2011

Personalízame (2)

2.

“¿Por qué estoy haciendo eso? Por qué…”


A veces las voces internas que salen a flote con un descuido revelan verdades universales. Como la negación de la muerte con el sexo, el remordimiento luego del despilfarro, o una lagrima que se reprime y no brota cuando vemos a un niño muriendo en nuestros brazos. Sentimientos, juicios de valor que creemos adquiridos y que sin embargo llevamos desde siempre dentro de nuestro propio ser, acaso como si fueran parte de nuestro código genético.

“¿Por qué estoy haciendo esto? Por qué…”

¿Si el mundo es tan grandioso, por qué estoy deprimido? No tengo sed, he comido, he dormido, y además estoy bastante cómodo… y sin embargo hay un vacio dentro, algo que no se llena con comida, ni con sueño, o agua, o sexo. Un… no se qué.